Entradas populares

jueves, 12 de mayo de 2011

Extintores

Imágenes de buques ardiendo



Señalización de seguridad y salud en el trabajo

Guía orientativa para la selección y utilización de ropa de protección.

Esta guía ha sido publicada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiente en el Trabajo, en ella de forma general se hace una deficinicíón de estos equipos y se determinan cuales son apropiados a cada riesgo que podemos encontrar.
http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/TextosOnline/Guias/Guias_Orientativas_EPI/Ficheros/ropa_proteccion.pdf

Prevención de riesgos laborales en la pesca de bajura: artes menores

En este enlace encontramos un análisis de los riesgos laborales comunes en la pesca de bajura, en el también podemos encontrar una relación de las medidas a adoptar para evitar los riesgos así como los EPIS que los marineros han de utilizar.
http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/FichasTecnicas/NTP/Ficheros/601a700/ntp_624.pdf

Tetraedo del fuego

martes, 10 de mayo de 2011

Video Curso Contraincendios

Video Contraincendios

Contraincendios Video

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Contraincendios

Avanzado en lucha contra incendios

1. Se requerirá la posesión del Certificado Avanzado en Lucha Contra Incendios al siguiente personal:
a) A los Capitanes y Oficiales de Puente y de Máquinas de buques tanque, así como a los tripulantes que tengan asignados deberes específicos y responsabilidades relacionadas con la carga o el equipo de carga en buques tanques.

b) A los Capitanes y Oficiales de Puente y de Máquinas de buques mercantes de arqueo bruto superior a 75 GT.

c) A los Capitanes y Oficiales de Puente y Máquinas de buques pesqueros mayores de 50 metros de eslora.

2. El Certificado Avanzado en Lucha Contra Incendios se obtendrá tras superar satisfactoriamente el curso cuyo contenido se desarrolla en el anexo I y deberá cumplir las normas de competencia de la Sección A-VI/3 del Código de Formación.

3. La duración del curso no será inferior a veinticuatro horas, de las cuales, como mínimo, consistirán en doce horas de contenido teórico y doce horas de contenido práctico.

FUEGO A BORDO

Los principales medios de extinción del fuego son aquellos que se basan en el enfriamiento o bien la asfixia del fuego o de los materiales combustibles.

    El fuego ( la combustión para ser más exacto ), requiere tanto calor como oxígeno para su supervivencia, mientras que los principales agentes extintores son los secadores químicos, el dióxido de carbono y el humo asfixiante y, hasta cierto punto de combustión productos refrigerantes. En el caso de incendios provocados por aceites o petróleos o bien por sus derivados, los productos extintores han de ser aplicados a la base del fuego. Los líquidos vaporizables, como el tetracloruro de carbono y el clorobromometano suelen resultar perjudiciales para la salud. La combustión de productos como madera, colchones o mantas puede ser rápidamente extinguidos mediante la aplicación de un agente refrigerante, como ser el agua, soda o hasta con gaseosa. Es por esta razón que un achicador o un simple balde será siempre una pieza imprescindible en el equipo de navegación. Si el incendio se produce en un lugar bien determinado es aconsejable proceder a cerrar el espacio. La pronta consumición del oxígeno existente provocará la extinción del fuego. No reabra las puertas o ventadas mediante cuyo cerrado haya aislado el incendio hasta no tener a mano el equipo extintor. Si el fuego se declara en el espacio de máquinas, cierre el paso del combustible y las aberturas de ventilación y accione el aparato extintor fijo, si su embarcación se hallare equipado con el mismo. Consideramos seguidamente las maniobras a que debe ser sujeta la embarcación en el caso que se declarase un incendio a bordo. Será oportuno iniciar las maniobras tendientes a evitar la proliferación del fuego con la detención de la embarcación. El movimiento y su consecuente velocidad produce un choque con la masa atmosférica que facilita indudablemente el crecimiento de las llamas. La detención de la embarcación hará cesar, en lo posible el viento que la afecta o al menos lo reducirá. Coloque su embarcación de tal forma que ésta quede contra el viento, o sea, si el fuego se localiza a popa, de la proa al viento y si la situación fuera contraria, coloque la popa a favor del viento. Tal proceder reducirá la acción del viento impulsando hacia el agua el foco ígneo, disminuyendo la posibilidad de su extinción y efectos sobre las personas de la tripulación o los pasajeros.

jueves, 5 de mayo de 2011

Código ISPS

Desde su creación la Organización Marítima Internacional (OMI) ha tenido como uno de sus dos objetivos principales el lograr una navegación más segura. En este sentido, ha impulsado un conjunto de Convenios Internacionales  dirigidos a lograr tal objetivo, dentro de los cuales merece especial atención el Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar, 1974 (SOLAS, por sus siglas en inglés).
No obstante, a raíz de los trágicos sucesos acaecidos el día 11 de Septiembre de 2001 en las ciudades de New York y Washington, Estados Unidos de Norteamérica, la comunidad marítima internacional se vio forzada a mirar el tema de la seguridad marítima desde un nuevo ángulo, ya no exclusivamente ligada a las causas tradicionales que atentan contra la seguridad marítima  como los riesgos naturales implícitos en la aventura marítima o en el error humano de la gente de mar sino a una  causa distinta: el terrorismo.

http://www.angelfire.com/mt2/nostrum/ISPS.html

Control de botiquines y de las condiciones higiénico-sanitarias de los buques

El control de las condiciones higiénico-sanitarias de los buques constituye una labor de capital importancia en la prevención de accidentes y de enfermedades a bordo de las embarcaciones.
Desde la publicación del Real Decreto 258/1999, de 12 de febrero, (desarrollado por ORDEN PRE/3598/2003, de 18 de diciembre, BOE  del 24 de diciembre) los facultativos de los centros provinciales y locales de sanidad marítima del Instituto Social de la Marina vienen realizando la revisión periódica de los botiquines de los buques.
Existen varios tipos de botiquines en función de la distancia de la costa a la que habitualmente se encuentran los barcos realizando su actividad y del tiempo que se tarde en recibir una adecuada asistencia sanitaria en caso de emergencia médica.
Las revisiones se realizan anualmente en los Centros de Sanidad Marítima del ISM cuando los botiquines sean fácilmente transportables, o en el propio buque, al que se desplazan los médicos competentes de los Centros de Sanidad Marítima, en aquellos casos en los que los botiquines no puedan transportarse de manera sencilla.
En las revisiones se comprueba que el botiquín cumple con lo establecido en el Real Decreto 258/1999 mencionado en lo que respecta tanto al continente como al contenido, así como en lo referente a la documentación sanitaria y a la Guía Sanitaria a bordo, obligatorias en la dotación del botiquín.
La Guía Sanitaria a Bordo forma parte obligada del botiquín del barco, editada y distribuida gratuitamente por el ISM , está configurada como un vademécum de los conocimientos básicos que deben tener los responsables sanitarios de los buques y como un catálogo práctico de procedimientos a seguir pero siempre a indicación de los facultativos del Centro Radio-Médico de la Entidad.

Formación sanitaria de los trabajadores de la mar.

El artículo 9 del Convenio 164 de la Organización Internacional del Trabajo, sobre la protección de la salud y la asistencia médica de la gente del mar, de 1987, establece que las personas encargadas de la asistencia médica a bordo que no sean médicos, deberán haber realizado satisfactoriamente un curso aprobado por la autoridad competente de formación teórica y práctica en materia de asistencia médica, estableciendo una formación elemental y otra del más alto nivel en función del tonelaje del buque y del tiempo de demora a la obtención de una asistencia médica cualificada.
A este respecto, el Real Decreto 258/1999, de 12 de febrero, por el que se establecen condiciones mínimas sobre la protección de la salud y la asistencia médica de los trabajadores del mar (BOE  del 24 de febrero) regula determinadas materias básicas en relación con la protección sanitaria de los trabajadores del mar: los contenidos de los botiquines a bordo de las embarcaciones, incluida la Guía sanitaria a bordo, las instalaciones mínimas sanitarias a bordo de los buques, la formación sanitaria obligatoria de los tripulantes y la designación del Centro Radio-Médico del Instituto Social de la Marina como centro de asistencia sanitaria permanente a la flota.
Con posterioridad la Orden PRE/646/2004, de 5 de marzo, establece los contenidos mínimos de los programas de formación sanitaria específica y las condiciones para la expedición y homologación del certificado de formación sanitaria de los trabajadores del mar. Se crean dos certificados de formación sanitaria para los trabajadores del Mar:
  • Formación Sanitaria Específica Inicial: Es el equivalente a la formación en primeros auxilios a bordo establecida en la regla VI/4 apartado 2 del Anexo I de la Directiva 2001/25/CE relativa al nivel mínimo de formación en profesiones marítimas (Regla VI/4-2 del STCW-78/95, sección A-VI/4-1). Están obligados a estar en posesión de este certificado:Todos los oficiales encargados de la guardia en cámara de máquinas.
    Los capitanes, patrones y oficiales que hayan de encargarse de la guardia de navegación en embarcaciones obligadas a llevar el botiquín C, según lo dispuesto en el Real Decreto 258/1999, de 12 de febrero.
  • Formación Sanitaria Específica Avanzada: Equivale a la formación en cuidados médicos a bordo establecida en la regla VI/4 apartado 1 del Anexo I de la Directiva 2001/25/CE relativa al nivel mínimo de formación en profesiones marítimas (Regla VI/4-1 del STCW-78/95, sección A-VI/4-2). Obligatorio para:
    Los capitanes, patrones y oficiales que hayan de encargarse de la guardia de navegación en buques obligados a llevar el Botiquín A o B, según lo dispuesto en el Real Decreto 258/1999, de 12 de febrero.
Los certificados de Formación Sanitaria Específica tendrán una validez máxima de cinco años, debiendo, una vez transcurrido dicho plazo, realizar un nuevo curso de Formación Sanitaria Específica (inicial o avanzada) a fin de renovarlos.

Reconocimientos médicos obligatorios

Siguiendo las directrices de  la OIT  en sus Convenios 16, sobre examen médico de los menores, 73, sobre examen médico de la gente de mar, y 113, sobre examen médico de los pescadores, el ISM  realiza de manera gratuita, reconocimientos médicos de embarque marítimo para todos los trabajadores del mar.
Estos Reconocimientos, que son previos al enrolamiento de los marineros y tienen carácter obligatorio, tienen como objetivo garantizar que las condiciones psicofísicas del solicitante sean compatibles con las características de su puesto de trabajo y no supongan peligro para la salud y seguridad del individuo ni del resto de la tripulación. Dichas condiciones tampoco deberán poner en riesgo la navegación marítima.
Los reconocimientos médicos no sólo garantizan que el trabajador acceda al buque en las mejores condiciones psicofísicas posibles, sino que además, desde el punto de vista sanitario, son el punto de partida para conocer el estado de salud de la población trabajadora, lo cual supone un importante apoyo ante la eventualidad de que el trabajador precise una asistencia médica a bordo desde las distintas unidades asistenciales que integran el Programa de Sanidad Marítima.
Para que se les practique el reconocimiento médico de embarque marítimo, según del Real Decreto 1696/2007, de 14 de diciembre, los interesados, que deberán ser mayores de dieciséis años de edad y no encontrarse en situación e incapacidad temporal o baja médica ni en periodo de suspensión de la relación laboral por situación de riesgo durante el embarazo, deben solicitarlo en cualquiera de los Centros de Sanidad Marítima del ISM, y reunir los siguientes requisitos:
  • Solicitantes con nacionalidad española, deberán presentar libreta marítima y un documento que acredite haber superado el curso de formación básica o equivalente de conformidad con la sección A-VI/1 del Código de formación del Convenio STCW-78/95.
  • Los ciudadanos de la Unión Europea o de algún Estado parte del Acuerdo del Espacio Económico Europeo deberán presentar su número de identidad de extranjeros, pasaporte o tarjeta de residencia y estar en posesión de un certificado de haber superado el curso de formación básica o equivalente de conformidad con la sección A-VI/1 del Código de formación del Convenio STCW-78/95.
  • Si se trata de un ciudadano de un país no contemplado en los apartados anteriores, deberá presentar número de identidad de extranjeros, pasaporte o tarjeta de residencia y un permiso de trabajo o autorización equivalente y certificado de haber superado el curso de  formación básica o equivalente de conformidad con la sección A-VI/1 del Código de formación del Convenio STCW-78/95.
  • Los buceadores profesionales, además, deberán hallarse en alta o en situación asimilada al alta en el Régimen Especial de la Seguridad Social de los Trabajadores del Mar. Asimismo, deberán aportar una libreta marítima donde conste un enrole en los tres últimos años y libreta de actividades subacuáticas.
En cualquier caso, el ISM, en los reconocimientos médicos previos al embarque periódicos, se anticipa a los trabajadores remitiéndoles cartas informativas en las que se les recuerda el vencimiento del anterior reconocimiento y la necesidad de su renovación en cualquiera de los Centros de Sanidad Marítima del ISM
El tiempo de vigencia del reconocimiento se determinará en cada caso por el médico que lo realiza en función del estado de salud del reconocido, su edad y la clase de trabajo a efectuar, con el tope máximo de validez de dos años en general y de uno si se trata de menores de 21 años o mayores de 50.

Principales enfermedades de los trabajadores de la Mar.

La Fundación para la Prevención de Riesgos Laborales, en colaboración con UGT, CC.OO. y Cepesca, acaba de editar una nueva guía útil para el sector pesquero: “Enfermedades relacionadas con el trabajo en el sector pesquero. Análisis y divulgación de medidas para su prevención”.
El objetivo de este estudio de prevención es definir protocolos que reduzcan y prevengan el impacto de la dura tarea de los trabajadores del mar
Las condiciones de trabajo de este sector han sido precarias desde el comienzo de su actividad. Históricamente, estos trabajadores han estado expuestos a condiciones climatológicas extremas, a lo que habría que añadir aspectos de riesgo como los equipos de trabajo utilizados para el arte de la pesca o las particularidades de la jornada y los tiempos de trabajo.

Entre los objetivos del estudio presentado, destacamos los siguientes:

  1. Analizar la información existente sobre la problemática de salud laboral en la actividad pesquera.
  2. Ampliar dicha información mediante un estudio de la prevalencia actual de enfermedades entre los trabajadores del mar.
  3. Transmitir y divulgar los resultados entre los trabajadores, especialmente en las Pymes que dominan el sector, en cuanto a ocupación de trabajadores, en forma de hábitos saludables, medidas de prevención y detección precoz de patologías, para potenciar una mejora general en las condiciones de vida del trabajador.

Obligaciones y responsabilidades de la gente de la mar en PRL

2.
2.5.1. La gente de mar debería participar en el establecimiento de condiciones de
trabajo seguras, y debería ser alentada a expresar su opinión sobre los procedimientos de
trabajo adoptados en lo que concierne a sus eventuales efectos sobre su seguridad y su
salud, sin temor de quedar expuesta a despido o a alguna otra medida que la perjudique.
2.5.2. La gente de mar debería tener el derecho de alejarse de una situación u
operación de peligro, cuando tenga motivos fundados para creer que éstas entrañan un
riesgo inminente y grave para su seguridad o su salud. En tales circunstancias, debería
informarse inmediatamente del peligro al oficial competente, y los marinos, de
conformidad con la práctica y las condiciones nacionales, deberían estar protegidos de
consecuencias injustificadas
2.5.3. No obstante lo indicado en el párrafo 2.5.2., la tripulación debería
abandonar el buque únicamente por orden expresa del capitán o, en ausencia suya, de la
persona competente que le siga en la jerarquía.
2.5.4. La gente de mar debería:
a) medidas prescritas en materia de seguridad y de salud;
cooperar lo más estrechamente posible con el armador en la aplicación de las
b) terceras personas que puedan verse afectadas por sus actos u omisiones en el
desempeño de su trabajo;
velar por su propia seguridad y salud, así como por la seguridad y la salud de
c) indebido de ningún medio disponible para su propia protección o la de los demás;
utilizar y cuidar los equipos y la ropa de protección personales y no hacer uso
d) juicio pueda presentar un riesgo y a la que no pueda hacer frente adecuadamente
por sí sola;
e) 
 participar en las reuniones relativas a cuestiones de seguridad y de salud.
2.5.5. Salvo en caso de urgencia o de estar debidamente autorizados, los marinos
no deberían modificar, quitar ni cambiar de lugar los dispositivos de seguridad u otros
equipos y artefactos destinados a su protección o la de otras personas, ni dificultar la
aplicación de ningún método o procedimiento adoptado para evitar accidentes o daños a
la salud.
2.5.6. La gente de mar no debería tocar ni manipular los equipos que no haya sido
autorizada a utilizar, reparar o mantener en buenas condiciones de funcionamiento.
2.5.7. Todo marino que imparta órdenes o instrucciones a otro marino debería
cerciorarse de que éstas hayan sido comprendidas.
2.5.8. Si un marino no comprende plenamente una orden, una instrucción o una
información de cualquier otra índole que le comunique otro marino, debería solicitar una
aclaración.
2.5.9. Es obligación de la gente de mar ser particularmente diligente en los
ejercicios de extinción de incendios y de utilización de botes salvavidas, así como en
cualquier otro tipo de preparación para casos de urgencia.
2.5.10. Los marinos deberían aplicar con diligencia y pericia la política y el
programa de seguridad y salud establecidos por el armador y cuya ejecución les ha sido
encomendada por el capitán, y deberían mostrar su apoyo total a las medidas de
seguridad a bordo del buque. Deberían hacer todo lo posible por preservar su propia
salud y seguridad, así como las de los demás miembros de la tripulación y las de las
personas a bordo.
informar sin demora a su superior jerárquico inmediato de toda situación que a surespetar las medidas establecidas en materia de seguridad y de salud,

Obligaciones y responsabilidades del capitán en materia de PRL a bordo de los buques

a)
b)
c) especialmente en cuenta las labores arduas, peligrosas o monótonas, y
tienen asignada una carga de trabajo llevadera;cumplen horarios de trabajo razonables;disponen de períodos de descanso suficientes durante las horas de trabajo, teniendo
2.4.7. El capitán debería investigar todos los accidentes o cuasi accidentes y
registrarlos y comunicarlos de conformidad con las leyes y reglamentos nacionales y
con los procedimientos de notificación establecidos por los armadores.
2.4.8. El capitán debería velar por que se hallen a disposición de los marinos que
los necesiten para llevar a cabo su trabajo en condiciones de seguridad, manuales de
funcionamiento, planos del buque, leyes y reglamentos nacionales, procedimientos de
seguridad y otras informaciones análogas. En particular, el capitán debería velar por que
toda instrucción y aviso en materia de seguridad y salud de la tripulación se exponga en
sitios idóneos y donde resulte perfectamente visible, o sea puesta en conocimiento de los
miembros de la tripulación mediante algún otro medio eficaz.
2.4.9. Donde se hayan establecido comités de seguridad y salud a bordo, el capitán
debería organizar reuniones periódicas del comité, a intervalos de cuatro a seis semanas
o según sea necesario, y velar por que se dedique la debida atención a los informes de
dicho comité.
2.4.10. El capitán debería velar por que los equipos de seguridad, incluidos todos
los equipos de emergencia y de protección, se conserven en buen estado y se pongan en
sitio seguro.
2.4.11. El capitán debería velar por que todos los ejercicios de adiestramiento y
revistas de carácter reglamentario se efectúen con apego a la realidad, con eficacia y de
manera concienzuda, a los intervalos exigidos y de conformidad con las normas y
reglamentos pertinentes
2.4.12. El capitán debería velar por que se impartan conocimientos prácticos y
teóricos sobre los procedimientos de emergencia. A intervalos regulares, debería
mostrarse a la tripulación la forma de utilizar los equipos especiales de emergencia.
2.4.13. Salvo que sea contrario a la ley o a la práctica nacionales, el capitán
debería velar por que una o varias personas designadas sean nombradas para actuar en
calidad de oficiales de seguridad (cuyos deberes se enumeran en la sección 2.7).
2.4.14. El capitán debería instituir a bordo del buque el sistema de «tareas sujetas
a una autorización especial»
1.
gozan de días de descanso a intervalos razonables.

2.4.1. El capitán debería aplicar a bordo del buque la política y el programa de
seguridad establecidos por los armadores. Esa política y ese programa, incluidas las
normas e instrucciones de seguridad, deberían comunicarse con toda claridad a la
totalidad de los miembros de la tripulación. El capitán debería velar por que el trabajo a
bordo se ejecute de manera que queden excluidas las posibilidades de accidentes y la
exposición de la gente de mar a condiciones que puedan lesionarla o redundar de algún
otro modo en detrimento de su salud.
2.4.2. El capitán debería velar por que todo trabajo que requiera la colaboración
de varios marinos y que plantee algún riesgo especial sea supervisado por una persona
competente.
2.4.3. El capitán debería velar por que se asigne a la gente de mar únicamente
aquellos trabajos para los que sean aptos en razón de su edad, su salud y sus
capacidades.
2.4.4. El capitán debería cerciorarse de que no se asigne a ningún joven tareas que
le sean inapropiadas
2.4.5. El capitán debería velar por que todos los avisos e instrucciones estén
redactados en forma clara y sencilla, en uno o varios de los idiomas comprendidos por
toda la tripulación, y cerciorarse, según convenga, de que efectivamente se han
comprendido tales instrucciones.
2.4.6. El capitán, en cumplimiento de las leyes y reglamentos nacionales, así como
de los convenios colectivos, cuando los haya, debería asegurarse de que todas las
personas que trabajen a bordo:

jueves, 7 de abril de 2011

Técnicas de inmovilización y traslado de politraumatizados

Importantísimo parece el hecho, según diversas publicaciones, de que no menos de un 25% de pacientes fallecidos por traumatismo murieron a consecuencia de una inadecuada atención, siendo la mayoría de estas muertes evitables consecuencia de un error producido en la fase Prehospitalaria de la atención al paciente.
Nuestro Objetivo parece claro: adecuar el tratamiento del paciente que ha sufrido un politraumatismo desde el mismo momento en que se produce éste, desde el mismo momento en que estamos "cara a cara" con el enfermo, logrando o intentando la estabilización de las funciones vitales del paciente hasta que éste llegue al centro de referencia donde será sometido a las pruebas diagnósticas y tratamiento definitivos.

Valoración general

Debemos saber que la mortalidad ante un politraumatizado tiene tres picos: Un primer pico ante lesiones de grandes vasos (con sangrado masivo) u órganos vitales, que acontece en pocos minutos. Un segundo pico, que ocurre en horas, ocasionado por lesiones intracraneales, pulmonares, fracturas de huesos largos, hemoneumotórax o sangrados de importante cuantía. El tercer pico se observa en días o semanas, debido sobre todo a septicemia o fracaso multiorgánico. A nivel extrahospitalario, es probablemente el segundo pico el que tiene mayor importancia.
La pauta de actuación inicial ante un paciente politraumatizado será en un primer momento, atender las necesidades básicas del "ABC" de cualquier paciente grave, es decir:
  • "A": Mantener vía aérea permeable. (A: Airway, vía aérea).
  • "B": Mantener correcta ventilación-oxigenación. (B: Breathing, ventilación).
  • "C": Mantener buen control hemodinámico: tratar el shock y controlar puntos externos de sangrado profuso. (C: Circulation, circulación).
En esta primera valoración-terapéutica inicial, común a cualquier paciente grave sea cual sea la etiología de esa gravedad, en un paciente politraumatizado hay que añadir la estabilización y control de la columna vertebral, sobre todo cervical. El mal control cervical es causa de agravamiento de lesiones medulares, pudiendo producirse por una mala praxis la irreversibilidad de una lesión potencialmente recuperable y, en casos extremos, incluso la muerte.
Tras dicho reconocimiento primario, pasaremos a una valoración quizás mal llamada "secundaria". Es tan importante como la anterior y, si bien la valoración inicial tiene prioridad absoluta, el pasar por alto o no darle la importancia que se merece a la valoración secundaria, puede ser causa de agravamiento claro e inexcusable de un paciente politraumatizado. En caso de encontrarnos ante un paciente cuyo "ABC" parece garantizado, habrá que hacer todavía más hincapié en esta valoración, para minimizar en lo posible el daño y/o las secuelas que pueden resultar de valorar con demasiada ligereza al paciente en su integridad. Insistimos en que la valoración inicial del "ABC" tiene prioridad total, pero igualmente insistimos en que si ésta parece garantizada, el bajar la guardia sin un control y valoración exhaustivo del enfermo conllevará retrasos en el diagnóstico y/o tratamiento que pueden resultar sumamente perjudiciales para nuestro paciente.
Un axioma absolutamente básico en la asistencia al paciente politraumatizado es la reevaluación continua del mismo. El interpretar a través de cualquier dato clínico, radiológico, analítico, etc., que nuestro paciente no tiene tal o cuál lesión, no presupone que dicha lesión no pueda aparecer en un segundo tiempo, quizás al cabo de pocos minutos. Es por ello por lo que la reevaluación ha de ser continua, sin esperar a que las lesiones "den la cara", pues en ese momento el tiempo perdido habrá sido precioso, y lo único que habremos conseguido será un peor pronóstico para el enfermo y, en el mejor de los casos, una recuperación y una convalecencia más prolongadas. En este sentido, la reevaluación de la regla de oro del "ABC" tiene especial valor, tanto ante la aparición de cualquier signo o síntoma como en ausencia de ellos.
Veremos a continuación punto por punto los pasos más importantes a seguir en las valoraciones tanto inicial como secundaria del paciente politraumatizado. Es evidente que nuestra actuación vendrá determinada, sobre todo, por el material humano y técnico del que dispongamos. No es lo mismo presenciar en la carretera desde nuestro vehículo un accidente de tráfico (donde nuestro material técnico es prácticamente nulo) a que nos traigan a un accidentado a nuestro puesto de trabajo, donde quizás dispongamos de ayuda humana, material para colocación de vías intravenosas, material de sutura y clampaje de vasos sangrantes, férulas para fracturas, medio de transporte adecuado a un centro de referencia, collarín cervical, etc. Por eso mismo, nuestros conocimientos, experiencia y sentido común, probablemente tan o más importantes que los medios técnicos, nos harán tomar en numerosas ocasiones la decisión acertada: cómo y cuándo utilizar los instrumentos a nuestra disposición, la urgencia absoluta o relativa para un traslado a un centro con más medios, el diagnóstico de sospecha de tal o cuál lesión y su potencial gravedad en un corto lapso de tiempo, etc.
Veamos, pues, uno a uno, los pasos más importantes a seguir, así como la terapéutica inicial, ante un paciente politraumatizado. Siempre conscientes de que lo acertada de nuestra conducta es algo que día a día, y cada vez más en nuestro medio, salva vidas.

Valoración inicial o primaria

Comprende el "ABC" de la reanimación y, en el caso concreto del paciente politraumatizado, añade el adecuado control y estabilización de la columna vertebral y la exploración neurológica.
"A": Vía aérea. Tengamos en cuenta que una de las causas más frecuentes de muerte que podía haber sido evitada es el incorrecto manejo de la vía aérea.
Si nuestro paciente está con un nivel de conciencia bajo o en coma, si no es capaz de emitir palabras, el primer paso es comprobar si su vía aérea está obstruída. Lo primero a realizar será limpiar la boca de posibles cuerpos extraños. Si con esta sencilla maniobra terapéutica no resolvemos el problema, deberemos colocar un tubo de Guedel para impedir la obstrucción de la laringe por la lengua, y administrar oxígeno según la gravedad del paciente y los medios técnicos a nuestra disposición: mascarilla con efecto Venturi (Ventimask), ambú, etc. No obstante, si la situación clínica lo hace necesario (si el paciente no puede respirar por sí mismo con garantías), será imprescindible la intubación oro-traqueal, lo que requiere un utillaje no disponible al alcance de todos. Si el paciente es incapaz de respirar espontáneamente y no disponemos del aparataje necesario para la intubación, habrá que ventilarlo con Ambú o, si no se dispone de él, con respiración boca-a-boca, hasta disponer de la ayuda necesaria. Siempre que administremos oxígeno con cualquiera de estas medidas a estos pacientes, debemos administrarlo a alto flujo, con objeto de lograr la mayor saturación de oxígeno a nivel tisular.
Atención: todas estas medidas (retirar cuerpos extraños de la boca, ventilación boca-aboca, introducción de tubo de Guedel, ventilación con Ambú, intubación oro-traqueal,…) deberemos realizarla siempre con un impecable control de la columna cervical, evitando extensiones y flexiones de la misma para no producir o agravar una posible lesión a este nivel.
"B": Correcta ventilación-oxigenación. Una vez controlada la vía aérea, debemos asegurar un adecuado nivel de intercambio gaseoso a nivel alvéolo-capilar. Para ello es imprescindible, como hemos comentado antes, asegurar la administración de oxígeno a alto flujo. Pero aún hay algo más importante: debemos valorar aquí, por inspección y auscultación, la simetría y correcta ventilación con los movimientos respiratorios de ambos hemitórax. Datos que nos sugieran la presencia de un neumotórax a tensión (enfisema subcutáneo progresivo, abolición del murmullo bilateral ipsilateral, timpanismo ipsilateral a la percusión, desviación traqueal contralateral, ingurgitación yugular ipsilateral y, en general, insuficiencia respiratoria grave que no se explica por otras causas) nos obligan al drenaje inmediato de ese hemitórax. Si no se dispone de material para colocar un tubo de drenaje torácico, o si la situación clínica es angustiosa, se puede disminuir parcialmente la tensión del neumotórax insertando un abocath, es sencillo: en segundo espacio intercostal, línea medioclavicular, se inserta el abocath siguiendo el borde superior de la costilla, retirando la parte metálica una vez insertado, notaremos el aire saliendo a presión. Es ineludible hacer despistaje urgente de neumotórax a tensión, cuadro que compromete de manera dramática la vida del paciente. Y si se sospecha, es inexcusable drenarlo, bien de manera definitiva (tubo de tórax) o provisional (con abocath, uno o más si se requiere).
"C": Control circulatorio, hemodinámico. Es decir, tratar el shock, que salvo escasas situaciones, será un shock hipovolémico por sangrado, interno o externo.
Si existe una hemorragia externa grave, profusa, la primera medida será la compresión local, si se dispone de ello con material estéril (vendas, gasas, compresas,…). Si se tiene material y se dispone de práctica, podemos intentar clampar el vaso sangrante si éste es visible (por ejemplo con unas pinzas tipo "mosquito"). No obstante, si la compresión local se efectúa con decisión y la presión se mantiene, suele ser suficiente hasta el traslado a un centro adecuado, aún cuando la hemorragia sea muy profusa.
Si hay shock y no hay hemorragia externa, y descartamos otras causas de shock, como un neumotórax a tensión, sospecharemos hemorragia interna. No es fácil en un primer momento valorar la cuantía de las pérdidas, si bien fijándonos en unos sencillos parámetros podemos intuir la gravedad: nos fijamos en pulso, tensión arterial, taquipnea, color de la piel, temperatura, relleno capilar, color de mucosas, nivel de conciencia, diuresis. A este respecto, señalar que es mucho más fiable el pulso que la tensión arterial, pues ésta, en numerosas ocasiones y por mecanismos compensadores, no comienza a descender hasta que las pérdidas de sangre son muy cuantiosas.
Otros tipos de shock, menos frecuentes, en el paciente politraumatizado, son: shock cardiogénico (contusión cardíaca, taponamiento cardíaco), shock neurógeno (lesión medular cervical).
Conducta inicial a seguir: Ante un paciente politraumatizado en estado de shock hipovolémico, tras seguir los consabidos pasos del "ABC", procederemos a controlar puntos externos de sangrado profuso, si los hubiese, mediante compresión o clampaje. Tras ello, y rápidamente, es imprescindible la consecución de dos accesos venosos periféricos. Los sitios preferibles son en venas antecubitales. Siempre hay que coger dos vías venosas en un paciente politraumatizado, y los catéteres de elección son gruesos y cortos, por ejemplo abocath nº 14 ó 16 (mejor del 14). Por ellos se pueden trasfundir gran cantidad de líquidos en poco tiempo.
Dependiendo del grado de shock hemorrágico (hay numerosas clasificaciones basadas en numerosos parámetros) se perfunden distintos tipos de fluídos, y a diferente velocidad. El objetivo es conseguir una hemodinamia adecuada (diuresis aceptable, pulso y tensión arterial correcta, relleno capilar óptimo, etc.). Como norma, saber que las soluciones isotónicas de cristaloides (por ejemplo, Ringer lactato, suero fisiológico) son de elección. Se comienza administrando una dosis de carga de unos 1000-1500 cc en quince minutos si el shock es severo, y se observa la respuesta. Si se estabiliza el paciente, proseguimos infundiendo dichos cristaloides a menor velocidad. Si no hay respuesta o ésta es pobre, se sigue con la infusión de cristaloides y se añaden soluciones coloides. En caso de que ocurra esto, es casi seguro que el sangrado interno es severo y el paciente precisará transfusión de sangre y cirugía urgente. Es criterio de traslado urgente a un centro con banco de sangre y cirugía. Recordar siempre que en caso de mala o nula respuesta a la sobrecarga inicial de líquidos, habrá que despistar neumotórax a tensión y, también, taponamiento cardíaco.
La enérgica actuación ante un paciente politraumatizado en shock en las primeras fases tras el traumatismo es vital. Tiene mejor pronóstico un paciente bien perfundido de líquidos que necesita y lo más estabilizado posible que tarda por ello más en llegar a un hospital, que otro que llega antes pero en peor situación.
Aunque lo ideal es perfundir los requerimientos "justos", eso es poco menos que imposible de calcular con exactitud sin material técnico de primera magnitud. Por ello, salvo en casos seleccionados (cardiópatas severos,,…) es mejor "pasarse" que "quedarse cortos", no tiene mucho sentido un paciente grave, en shock, al que se le coge una sola vía y se le perfunden cristaloides a escasa velocidad. Un paciente grave que hemos atendido, al que le hemos dejado permeable la vía aérea, lo estamos ventilando y oxigenando bien, hemos cortado hemorragias externas y le estamos perfundiendo líquidos en suficiente cuantía, probablemente sea un paciente que nos deberá su supervivencia.
Pero, si bien el reconocimiento inicial o primario puede identificarse con las consabidas siglas "ABC", que hemos comentado, no es menos cierto que, ante un paciente politraumatizado, casi simultáneamente, antes incluso de pasar a la valoración secundaria, hemos de atender a otros parámetros vitales en estos pacientes. Dichos parámetros son:
  • Adecuado control cervical. Ya lo hemos dicho. En todo momento debemos evitar el producir o agravar una posible lesión cervical. Para ello, cualquier movilización del paciente deberá ser rigurosa en cuanto a este aspecto. Para cualquier maniobra evitaremos extensiones y flexiones del cuello. Ambas maniobras son peligrosas, aunque se lleva la palma de la peligrosidad la flexión del cuello. Si sospechamos traumatismo a nivel cervical, debemos movilizar al paciente sin dichas maniobras de flexo-extensión del cuello. Además, si disponemos de un collarín cervical, lo colocaremos, siempre en la maniobra de colocación sin movilizar el cuello del paciente. El mero hecho de traumatismo en cabeza o cuello, o de tratarse de accidente de circulación o traumatismo violento, haya o no clínica, es motivo suficiente para colocar collarín hasta que exámenes subsiguientes y/o pruebas complementarias demuestren lo contrario.
  • Valoración rápida y somera del estado neurológico. Este primer examen debe ser rápido y grosero, haciéndose en pocos segundos. Aquí interesa valorar el nivel de conciencia, pupilas (simetría del tamaño y reacción a la luz), y conocer "al dedillo" la Escala de Coma de Glasgow. Si bien esta última puede variar de manera considerable hacia mejor o peor en pocos minutos, utilizarla en los primeros momentos tras un politraumatismo es de importancia pronóstica evidente. Es además un importante factor que nos condiciona el tratamiento a seguir hasta el traslado a un centro que cuente con el aparataje necesario para instaurar la terapéutica definitiva: un paciente con Traumatismo Craneoencefálico con un Glasgow menor de 7-8 precisará lo antes posible, si se dispone de material necesario, de intubación oro-traqueal. Es además de especial importancia el seguimiento cada pocos minutos de dicha escala, para así valorar si el estado neurológico del enfermo se mantiene, mejora o empeora. En general, un Glasgow de 8 a 15 precisa vía aérea permeable y buena ventilación-oxigenación con mascarilla, y un Glasgow menor a 8 precisa intubación lo más inmediata posible.
  • A la vez, es primordial desnudar al paciente de cara a poder inspeccionar lesiones que de otro modo pasarían desapercibidas, auscultar todos los campos pulmonares adecuadamente, mejor colocación de accesos venosos, etc. Por supuesto, siempre con correcto control del cuello.
  • El colocar, si se dispone del instrumental, sondas nasogástrica y sonda vesical es opcional según gravedad de visu, tiempo disponible, datos clínicos, etc. Si el traumatismo es grave, el control exhaustivo de la diuresis es un dato de importancia fundamental, valoraremos asímismo color de la orina, posible hematuria, etc. En cuanto a la sonda nasogástrica, quizás su principal indicación sea evitar el vómito en pacientes con bajo nivel de conciencia, traumatismo craneoencefálico, abdominal,…estos vómitos pueden provocar en nuestros pacientes el riesgo de broncoaspiración, con el consiguiente riesgo de deterioro de la función respiratoria al principio, y de sobreinfección y sepsis posteriormente.
Estos últimos apartados tras el "ABC" deben ser, en principio, prioritarios sobre el reconocimiento secundario y pasadas a un segundo plano antes del "ABC". No obstante, la experiencia y el sentido común nos debe influir en estos casos de manera casi definitiva. No es de recibo, por ejemplo, no intentar estabilizar lo antes posible una fractura de un hueso largo sin pulsos palpables en dicha extremidad que objetivamos de visu, por colocar una sonda vesical (que precisa su tiempo) en un paciente que en nuestro examen inicial o primario no parece presentar un shock considerable.
Pasaremos ahora a comentar los datos clínicos y medidas de actuación más importantes en el reconocimiento secundario. Dicho reconocimiento implica un examen exhaustivo "desde la cabeza a los pies". En base a nuestros hallazgos, actuaremos en consecuencia tanto a nivel de diagnóstico de presunción como a nivel terapéutico. Igualmente estableceremos prioridades de traslado a centros especializados de referencia. Eso sí, cualquier cambio a nivel de vía aérea, ventilación-oxigenación o hemodinámica (es decir, del "ABC") observado mientras exploramos exhaustivamente al paciente, obliga sin dilación a dejar dicho reconocimiento y volver al primario inmediatamente. Es regla de oro que el reconocimiento primario y sus variaciones tienen prioridad "cero", absoluta, sobre todo lo demás. Volveremos al reconocimiento secundario una vez que hayamos subsanado en beneficio del paciente las variaciones del "ABC".
Veamos, pues, lo más relevante del reconocimiento secundario.

Reconocimiento secundario

Debemos valorar a cualquier paciente "desde la cabeza a los pies". Si bien las lesiones más importantes, que ponen en peligro la vida, son prioritarias, a menudo se pasan por alto lesiones no vitales, que no comprometen al paciente, pero cuyo retraso diagnóstico pueden producir secuelas no deseadas: cicatrices inestéticas, dolores crónicos intratables, deformidades óseas, infecciones de heridas, ser causa de transfusiones sanguíneas innecesarias, etc.
La manera de llevar a cabo este reconocimiento secundario varía según libros, artículos, "escuelas", individualidades, etc. Si ésta es completa y exhaustiva, es válida. Dejando a un lado el hecho de que ver una lesión evidente a la vista (por ejemplo una deformidad en un miembro, una herida profunda en cuero cabelludo, etc,) es un punto para empezar, vamos a seguir una sistemática en este reconocimiento, como hemos dicho al comenzar este punto, "desde la cabeza a los pies". Insistimos en el hecho de que la experiencia y el sentido común son importantes, y que si sospechamos una lesión que implique "saltarnos" una parte del cuerpo para volver a ella más adelante, casi con total seguridad estaremos acertando.

Cabeza y cara

Debemos valorar el cuero cabelludo, buscando hematomas o heridas superficiales o profundas (implican posible sangrado profuso que deberemos comprimir, e implican también diagnóstico de traumatismo craneal y/o craneoencefálico). Si la herida en cuero cabelludo es profunda, con el único requisito de tener a nuestra disposición guantes estériles, debemos introducir el dedo buscando fractura craneal por palpación. Si la sospechamos, indicación de remitir al paciente a un centro que disponga de TAC y Neurocirugía. Si se secciona la arteria temporal superficial, el sangrado es muy profuso: taponamiento con gran presión y, mejor aún, clampaje de la misma y ligadura o punto por transfixión con material irreabsorbible grueso (por ejemplo, seda de nº 00 ó nº 0).
Heridas severas en cara, nariz, zona orbitaria, lengua, etc., implican traslado a centro con cirugía. Las lesiones leves en pabellón auricular suelen responder bien a la sutura simple, si comprometen al cartílago ¡ojo! Su mal tratamiento puede acabar en necrosis del cartílago. Valorar también la posibilidad de cuerpos extraños como cristales, astillas de madera,…a nivel intraocular: lavado con suero fisiológico, exploración básica oftalmológica y, si no queda claro que la lesión no reviste ninguna gravedad funcional, traslado a un centro que disponga de Oftalmólogo.

Cuello

Ya hemos comentado que, desde el primer momento, se requiere un adecuado control cervical. Cualquier politraumatizado con traumatismo craneal, facial, todo accidente de circulación, pacientes con bajo nivel de conciencia o coma, o clínica sugestiva (dolor cervical, parestesias hematomas a nivel cervical, deformidades cervicales), debe ser tratado como si tuviera una lesión cervical. Las pautas principales de tratamiento en estos casos son: Inmovilización correcta, la más importante. Para ello colocamos un collarín cervical. Son mucho mejores, inmovilizan más, los semirrígidos y rígidos que los blandos. Lo mantendremos mientras las pruebas complementarias y la clínica nos indiquen que podemos retirarlo. Con dicho collarín procederemos al traslado. En caso de no disponer de collarín, valoraremos al paciente evitando flexoextensiones del cuello, así como rotaciones del mismo. Recordar que el movimiento más peligroso de todos es la flexión. Al colocar el collarín, hacerlo sin movilizar el cuello con movimientos de rotación, extensión ni flexión.
Si por los datos mencionados anteriormente sospechamos lesión medular cervical, tras colocar el collarín, añadiremos la utilización de una tabla corta para el traslado al centro de referencia.
Aunque hemos puesto especial énfasis en las lesiones cervicales, evidentemente cualquier otra zona vertebral y medular puede afectarse en un politraumatizado. Las reglas de oro para la correcta valoración, inmovilización y traslado de un paciente con posible lesión ósea y/o neurológica de columna vertebral-médula espinal son: movilizar al paciente "en bloque" y utilización de una tabla larga para su transporte.
Por último, en casos de lesión medular patente por los datos exploratorios, habrá que administrar corticoides de manera inmediata.
En caso de disponer de radiología, habrá que solicitar radiografías de toda la columna vertebral, en dos proyecciones, recordando siempre la necesidad, difícil a veces, de una correcta inmovilización del paciente para obtenerlas. Y recordar que son lesiones inestables las lesiones de la parte posterior del cuerpo vertebral, pedículos, láminas y macizos articulares, siendo menos inestables las de la parte anterior del cuerpo vertebral y la de apófisis espinosas.

Tórax

En la valoración primaria, habremos empezado a actuar sobre esta parte del organismo, ya que hemos logrado una vía aérea permeable, una buena ventilación-oxigenación, y habremos descartado o tratado, al menos de manera provisional, un neumotórax a tensión. En el "ABC", pues, el tórax ha jugado ya una función fundamental.
En el reconocimiento secundario, hemos de atender a problemas torácicos menos dramáticos pero que, mal tratados, pueden llevar igualmente a secuelas gravísimas e, incluso, a la muerte.
Habremos de inspeccionar y palpar las parrillas costales y el esternón, y valorar de visu la simetría de los movimientos respiratorios. Buscaremos también la presencia o no de enfisema subcutáneo.
Volveremos a auscultar ambos hemitórax, así como los ruídos cardíacos. Recordar que una ausencia de murmullo vesicular en un hemitórax, la aparición de enfisema subcutáneo de predominio en un hemitórax, el timpanismo a la percusión y la desviación traqueal contralateral implican alta sospecha de neumotórax, y eso obliga a su drenaje, con un tubo de drenaje torácico o, si no se dispone de material o de tiempo, con un simple abocath. Recordar que un politraumatizado es un enfermo que evoluciona constantemente, y que dichos síntomas pueden aparecer en cualquier momento de nuestras sucesivas valoraciones del paciente.
En este momento valoraremos asímismo la presencia de posibles fracturas costales, palpando las parrillas costales. Su diagnóstico por simple palpación implica la analgesia inmediata, pues las fracturas costales producen por sí solas la hipoventilación para mitigar el dolor y, por tanto, la aparición de insuficiencia respiratoria aguda. No esperar en este caso que el paciente pida analgesia, dársela ya de entrada. Lo mismo sirve para una sospecha de fractura de esternón.
Si las lesiones torácicas o el grado de insuficiencia respiratoria obligan a ello, y si se dispone del material y pericia necesarios, puede ser necesario intubar al enfermo. Si se tuviera que llegar a ese extremo, volver a pensar en la posibilidad de un neumotórax, pues intubar a un paciente y someterlo a ventilación mecánica si tiene un neumotórax, puede producir un neumotórax a tensión con consecuencias gravísimas.
Si por la exploración o la clínica sospechamos que las lesiones torácicas son consecuencia de un sangrado intenso ( shock hipovolémico), la terapéutica será la perfusión a gran velocidad de fluídos y, si la situación nos obliga a ello, también la intubación. Si no es precisa la intubación, administrar oxígeno por mascarilla a alto flujo.

Abdomen

De vital importancia por la frecuencia y potencial letalidad de las lesiones que pueden presentarse en un politraumatizado a dicho nivel.
La máxima prioridad estriba en saber lo más precozmente posible si el abdomen es o no quirúrgico.
Nos guiaremos por la inspección (distensión, hematomas en la pared, heridas por ejemplo de arma blanca o de fuego, etc.); palpación (zonas dolorosas, defensa y contractura muscular, signo de Blumberg, percusión timpánica o mate,etc.), auscultación del peristaltismo, y cómo no, por la aparición de shock de etiología no aclarada.
Las lesiones graves en abdomen suelen ser debidas a sangrados (shock hipovolémico) o rotura de vísceras huecas (dolor que va en aumento, signos de peritonitis y septicemia).
La conducta más adecuada a seguir es tratar el posible shock hipovolémico, que pone en peligro la vida incluso en pocos minutos, tratándolo de forma agresiva con la colocación de dos accesos venosos y perfusión a gran velocidad de fluídos (cristaloides o cristaloides más coloides). Recordar que un sangrado intraperitoneal grave tiene en un hospital de máximo nivel prioridad quirúrgica casi total sobre cualquier otro tipo de lesión, y la prioridad de tratar esa lesión sólo es superada por el "AB" del "ABC".
Para el diagnóstico de las lesiones en concreto hacen falta unos medios técnicos realmente importantes, si bien la sospecha puede ser evidente. Lo verdaderamente importante al principio es saber si el abdomen es o parece quirúrgico (necesidad de traslado a centro que disponga de cirugía) y el tratamiento precoz e intenso del shock hipovolémico que pueda haber.

Pelvis

La fractura de la pelvis puede producir shock hemorrágico muy cuantioso, que a veces pone en peligro la vida. Ante todo politraumatizado deberemos comprimir el anillo pélvico, apretando con cada mano en cada lado de la pelvis. Si el paciente refiere dolor con dicha maniobra, es sospecha de fractura pélvica. Traslado prioritario. Tratamiento: el del shock hipovolémico si se presenta, incluso adelantándonos a su presentación. Movilización adecuada. El sangrado en numerosas ocasiones es retroperitoneal, por lo que muchas veces los síntomas abdominales están ausentes.

Extremidades

De suma importancia por su frecuencia. Muchos politraumatizados mantienen un buen nivel de conciencia, un buen nivel de ventilación-oxigenación, la exploración tóraco-abdominal no nos ofrece mucha preocupación, el control cervical lo hemos hecho correctamente pero, sin embargo, tienen lesiones importantes a nivel de extremidades. Lo primero a realizar es un examen visual de las extremidades, con el paciente desnudo, para valorar acortamientos de una extremidad, posiciones anómalas, angulamientos, hematomas, coloración de la piel, sangrados externos, etc. La inspección, palpación y movilización de las extremidades nos ofrecerá, pues, datos relevantes. El objetivo es descubrir posibles fracturas, luxaciones, fracturas-luxaciones y compromiso vascular.
El tratamiento de las fracturas en una primera instancia supone la tracción en eje y posterior inmovilización en extensión. Es decir, procedemos a una tracción potente con el miembro en eje para conseguir alinear todas las estructuras. Y luego inmovilizamos el miembro en extensión, utilizando férulas, recordar que en la férula debe ir incluída la articulación proximal y distal al foco de fractura.
Pero es vital la comprobación del pulso antes de dichas maniobras. Es decir, antes de nada comprobaremos el pulso distal de dicha extremidad. Y también tras las maniobras de tracción e inmovilización. Si se diera el caso de que el pulso distal se pierde tras nuestras maniobras, debemos retirar la férula y comenzar el proceso desde el principio. Tratamiento, pues, inicial de una fractura: tracción, inmovilización en extensión y comprobación de pulso distal.
En cuanto a las fracturas-luxaciones, o luxaciones, el tratamiento es distinto radicalmente. Para comenzar, su diagnóstico es más difícil en el momento de atender a un accidentado. Si la sospechamos, no debemos ni traccionar ni inmovilizar en extensión, podríamos producir o aumentar lesiones vásculo-nerviosas. El tratamiento es, en estos casos, la inmovilización (también con férulas) en la postura en que hemos encontrado dicho miembro. Nunca, pues, ante la sospecha de una luxación debemos traccionar en eje, ni inmovilizar en extensión el miembro. La sospecha de luxación o fractura-luxación es, además, prioritaria para un traslado a centro de referencia.
Es importante asímismo saber cuáles son las fracturas (o sospecha de fracturas) que implican prioridad absoluta para un traslado urgente a centro de referencia. Son las siguientes, pues unas comportan riesgo vital y otras riesgo funcional: fracturas abiertas, fractura bilateral de fémur, fractura de pelvis, fracturas con ausencia de pulso o sección arterial, amputaciones, luxaciones, fracturas articulares, fracturas con aplastamiento. Todas ellas son prioritarias por riesgo vital por shock hemorrágico en unos casos, riesgo vital por posibilidad de infección y sepsis en otros, y por riesgo funcional en otros.
Una medida complementaria al tratamiento descrito anteriormente es la analgesia, que no debe retrasarse, si bien ya sabemos que el mejor analgésico en estos casos es una buena inmovilización.
La asistencia inicial, antes de llegar a un centro de referencia, a un paciente politraumatizado puede llegar a ser muy compleja, mucho más de lo que hemos comentado. Aparte de la experiencia, nuestra actuación se ve influída sobremanera por los medios humanos y técnicos de que dispongamos. Además, un accidentado se nos puede presentar de muy diversas maneras: desde chocado y en coma hasta andando por su propio pie y tranquilamente, también dijimos la importancia de nuestro sentido común para valorar a estos pacientes. Pero independientemente de ello, hay, como hemos ido explicando, unas "reglas de oro" que bajo ningún concepto pueden ser pasadas por alto. Vamos a ennumerarlas

"Reglas de oro" ante un paciente politraumatizado. Resumen.

  • "A", vía aérea, retirar cuerpos extraños de la boca, no permitir que la lengua obstruya vía aérea superior si hay bajo nivel de conciencia. A veces es preciso colocar un tubo de Guedel, respiración boca-a-boca o intubación según material disponible.
  • "B", correcta ventilación-oxigenación, administrar oxígeno a alto flujo y descartar o tratar neumotórax a tensión.
  • "C", circulación, hemodinámica, tratamiento precoz, intenso y sostenido del shock. Dos vías venosas gruesas, perfusión enérgica de fluídos, compresión de puntos de sangrado profuso.
  • Adecuado control y movilización de columna, sobre todo a nivel del cuello, collarín cervical, movilización del paciente en bloque.
  • Examen neurológico rápido y somero, escala de Glasgow, pupilas.
  • Paciente desnudo. Colocar sondas si es preciso.
  • Revalorar casi continuamente lo anterior, prioridad absoluta sobre todo lo demás.
  • Auscultación torácica y palpación abdominal cada poco tiempo, así como repetición cada poco tiempo del Glasgow. La hemorragia interna o externa, el compromiso respiratorio y las lesiones graves intracraneales es lo que mata casi siempre a estos enfermos.
  • Buscar fractura de pelvis, que puede desangrar a un paciente y da poca sintomatología.
  • Correcto tratamiento inicial de fracturas de huesos largos: tracción en eje más inmovilización en extensión. Palpación antes y después de ello de pulsos arteriales distales.
  • Correcto tratamiento de la luxación, inmovilización en la postura encontrada.
  • Recordar los tipos de lesiones óseas prioritarias para traslado a centro de referencia.
  • Reevaluar cada poco tiempo, sobre todo el reconocimiento primario.
  • "No por mucho madrugar amanece más temprano". Es decir, mejor retrasar unos minutos el traslado pero hacerlo en mejores condiciones. Tan solo obviar en pro de un traslado prioritario lesiones menores que no ponen en peligro la vida ni el funcionalismo del organismo.
  • Los pacientes politraumatizados precisan atención y vigilancia médica en todo momento, traslado bajo atención y cuidados medicalizados.
  • El dolor es causa de importantes problemas, no obviar la analgesia siempre que se precise.
  • Otras medidas ¡muchas! Según los medios técnicos y humanos de que dispongamos.
  • El tratamiento del paciente politraumatizado es integral, desde que se producen las lesiones hasta la recuperación completa del paciente. Experiencia, sentido común, lógica.

Bibliografía

  • Manual de Asistencia al paciente politraumatizado, 2ª Edición. Santander. Grupo de trabajo en Medicina de Urgencia. ISBN 84-89789-06-1. 1997.
  • Benavides JA, García FJ, Guadarrama FJ, Lozano LA. Manual práctico de urgencias quirúrgicas. Hospital 12 de Octubre, Madrid. 1998.
  • Schwartz SI, Shires G, Spencer FC. Principios de Cirugía, 5ª Edición. ISBN 968-25-1631-5. 1989.
  • Escartín A, Palacín R, Carranza F, Arribas MD, Elía M, Lagunas E. Tratamiento de los traumatismos abdominales por arma blanca. XI Reunión Científica de Médicos Internos Residentes del HCU de Zaragoza. ISBN 84-921235-2-4. Zaragoza, Diciembre 1997.
  • Palacín R, Güemes A, Gil I, Carbón A, Rivas M, Suárez MA. Lesiones traumáticas del diafragma. I Congreso Internacional de Urgencias y Atención al Grave. La Habana, Cuba. Abril 1999.
  • Alted e. Valoración inicial de un politraumático. En: Triginer C(De). Politraumatizados. Barcelona. MCR. 1992; 61-74.

miércoles, 6 de abril de 2011

TIPOS DE BOTIQUÍN Y SU CONTENIDO

Atendiendo al tipo de embarcación y a su actividad, el tipo de botiquín varía, así como su contenido. La normativa que regula eso en España, la encontraremos en el siguiente enlace:
http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Normativa/TextosLegales/RD/1999/258_99/PDFs/realdecreto2581999de12defebreroporelqueseestablecenco.pdf
En este Real Decreto también encontramos como se ha de revisar y mantener el botiquín.

ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA HUMANA

En este enlace podemos encontrar los conocimientos básicos que hemos de tener a cerca de nuestra anatomía y fisiología. Conceptos básicos de nuestro que hemos de conocer para entender su funcionamiento y poder comenzar a estudiar técnicas de primeros auxilios.

http://www.juntadeandalucia.es/averroes/~29701428/salud/portal.htm

miércoles, 9 de marzo de 2011

Canción de los Marineros, Carlos Cano

Ya se van los marineros cantando por alta mar,
y ni la Virgen de Carmen sabe cuándo volverán.
Ya salen por el Estrecho los barquitos a faenar
pa las aguas de Marruecos en busca del calamar. 
En busca del calamar. En busca del tiburón.
¡Marinero! ¡Marinero! ¡Qué vienen por estribor!...
En un barco trainero yo me quisiera enrolar
pa traerme en los anzuelos, madre, la Estrella Polar.
¡Qué bonita está la playa desde la gavia mayor, 
llena de pañuelos blancos al viento, diciendo adiós! 
Para los barcos de vela Sanlúcar tiene un camino 
y yo pa volverme loco tengo tus ojos. 
Tus ojos que me camelari en la orillita del río 
que cuando los veo de cerca pierdo el sentío.
-¿Dónde estará el marinero que su barco no llegó?
En la taberna del puerto una niña preguntó.
En aguas de Casablanca los vieron desembarcar
y ni la Virgen del Carmen sabe cuándo volverán.

Esta canción la podeis encontrar en el dico "El gallo de Morón" de Carlos Cano y la podeis escuchar en la siguiente dirección http://www.youtube.com/watch?v=8WeRX-rKb3s 

jueves, 10 de febrero de 2011

SEÑALIZACIÓN

En esta entrada os proponemos ver la Guía Técnica de Señalización de Seguridad y Salud en el trabajo, en este documento encontrareis todas las señales que se han de utilizar para garantizar la seguridad y salud en los centros de trabajo y además nos explica cómo se han de colocar estas señales.
http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Normativa/GuiasTecnicas/Ficheros/senal.pdf

Normativa Mundial (SOLAS)

SOLAS, Convenio Internacional para la seguridad de la vida humana en el mar.
    Convenio regulador de toda la normativa relativa a la seguridad maritima, que debemos cumplir tanto a bordo como en toda instalacion maritima porturia.
   Este Convenio lo podemos encantrar en este enlace.
   http://www.imo.org/Pages/home.aspx